Inspirar a otros es uno de los niveles más elevados que se puede alcanzar cuando se conversa. Una persona que inspira no solo logra persuadir y ser asertiva, sino que deja su marca en las personas y alcanza el propósito de conectar y alinear a favor del compromiso.

Cuando dejamos huella, logramos esos resultados insospechados que ayudan a transformar nuestro ser, forjar cultura, romper paradigmas y establecer procesos que al confrontar, permita alcanzar una conversación donde algo extraordinario pasa.

Al observar a los líderes de hoy, nos damos cuenta que la inspiración es una de las virtudes de los oradores que transforman a la sociedad. Producen ese valor emergente que genera un “plus” que va más allá y expande la consciencia de las personas que participan en ese acto comunicacional. En contraparte, cuando un buen líder inspira, pero de forma negativa, la sociedad se ve afectada y entramos en esa dinámica de polarización que tanto ha perjudicado el mundo en algunos momentos de nuestra historia.

Inspirar al conversar, logra un efecto de alto impacto que motiva a otros a iniciar acciones nuevas. A dejar lo que estaban haciendo mal, para perseguir sueños y objetivos, para alcanzar el propósito que puede ser personal o empresarial.
Pero la inspiración no es algo que viene como por arte de magia. Es una habilidad clave de la conversación que debemos buscar, desarrollar y trabajar para alcanzarla.

Pablo Picasso dijo en una ocasión que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Por eso en CONVERSACIONES TRASCENDENTALES decimos que debemos provocar de forma rápida y simultánea con un estilo propio, pero que cultivamos para impactar en la vida personal y profesional.

La conversación trascendental, te impulsa para que desarrolles todo el potencial en todos los auditorios donde participas.

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