Conversar desde la asertividad es una de las cualidades más relevantes que puede tener el ser humano, entendiendo que es un estilo de comunicación que permite interactuar con los demás respetando sus ideas, sentimientos y opiniones, aunque estas no coincidan con las nuestras.
La asertividad es una herramienta de valor incalculable, ya que siendo asertivos manifestamos nuestros derechos sin manipular ni ser manipulados y es por eso que desde las CONVERSACIONES TRASCENDENTALES, trabajamos para desarrollarlas.
Las personas que incorporar la asertividad como un valor a sus conversaciones, construyen y alcanzan compromisos con otros con mayor facilidad. La cercanía que se establece permite fabricar unos excelentes puentes de comunicación. Por ejemplo, en estos días, yo estaba en la estación de servicio poniendo nafta (gasolina) a mi auto, era muy temprano y me pasó algo muy curioso: empecé a conversar con la persona que me estaba atendiendo con amabilidad y me di cuenta que yo era el primer cliente del día, tuvimos una charla muy amena, constructiva de intercambio trascendental y al finalizar, la persona que me atendió me comentó: “que bueno es empezar el día con un cliente como usted, porque eso significa que voy a tener un día maravilloso”. La clave aquí es empezar el día desde la asertividad en las conversaciones, escuchando y conversando desde lo positivo. Qué fácil es comunicarse con simplemente poniendo emociones que elevan el pensamiento.
La asertividad forma parte de ese fenómeno conversacional que en los tiempos que corren parece ser más necesario, porque estamos ante una sociedad que hoy día grita y no escucha, lo cual hace que prevalezca el estrés y la polarización. Apelar a una comunicación abierta es necesario y se hace fundamental para que esos resultados deseados a partir del propósito comiencen a darse.
Una comunicación alineada a tus propios valores, pero desde lo positivo, se convierte en elemento que contribuye a alcanzar una conversación trascendental. Y enmarcado en esos valores, hay que educarse en no interrumpir a otros, pedir explicación, pero desde el mensaje constructivo alineado con el propósito, no a molestar a otros con problemas personas y adaptarse a los demás. Cuando conversas con esta visión, lo trascendental se hace hábito.