Carl Rogers, describía el impacto de la empatía en las conversaciones como “alguien realmente te escucha sin pasar juicio acerca de ti, sin tratar de asumir la responsabilidad y sin tratar de amoldarse a ti”. Cuando escuchas y has sido escuchado es cuando empezamos a construir ideas de una forma nueva.

La escucha empática hace que los temas que parecen que no tienen solución, comienzan a aclararse, confusiones que parecen irremediables, se vuelven relativamente fáciles y nos damos cuenta de que encontramos salidas a los temas.

Y además de la escucha empática, la construcción de nuestra conversación a veces es más agresiva de lo que debería ser: Normalmente preferimos iniciarla con un “no estoy de acuerdo contigo, no coincidimos en casi nada” en vez de “yo lo veo de un modo diferente, pero coincidimos en algunas cosas” ¿No es este último un mejor comienzo para una conversación?,

A partir de una nueva construcción es cuando ocurre esa maravillosa posibilidad que es el compromiso. Un compromiso alrededor de declaraciones, de pedidos, de promesas, entonces hacemos que las cosas sucedan e incorporamos como hábito de vida a las Conversaciones Trascendentales.

Uno de los retos más relevantes que tenemos como seres humanos es crearnos la disciplina de darle oportunidad a otros de expresarse antes de girar nuestra atención a las soluciones y así empezar a posibilitar iniciativas. Ahora bien, ¿crear esa disciplina es fácil?, la verdad es que no, por ellos debes practicar, dejarte acompañar por un experto en el tema, con metodologías probadas. Hace unos días leí un artículo de César Lozano donde expresaba que aplicar la empatía es, “ponerse en los zapatos del otro, intentar ver con sus ojos e intentar percibir las circunstancias de la misma manera que lo haría esa persona que queremos comprender”.

¿Cómo nos ponemos en los zapatos de otro? Lo primero que diría es que debemos internalizar la finalidad de una conversación: generar confianza, compromiso, resolver conflictos; pero más importante transformar la calidad de nuestro entorno. Entender además que las personas no quieren que les digas lo que deben hacer, sino que están buscando que los comprendas.

A partir de allí, entender también que las posibilidades de conversaciones empáticas ocurren en todas partes. Y también que las dejamos de practicar. Justamente subyace otra pregunta ¿Por qué dejamos pasar las oportunidades de que tener conversaciones?

La respuesta a esta pregunta parece simple: primero el entorno, nuestra misma evolución, la tecnología y el tiempo implacable. De allí la necesidad de retomar la conversación, para trascender, para aprender y descubrir.

Y todo a partir de la empatía, necesitamos tener empatía nosotros para generar empatía en el otro. En Conversaciones Trascendentales, no importa qué palabras usen los otros para expresarse, simplemente debemos escuchar, observar y generar sentimientos vinculantes. Y allí comenzarás a sentir el poder de la empatía en tus conversaciones.

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